Todo en la vida está lleno de etapas, unas buenas y otras no tanto.
Ahora me ha tocado ejercer de cuidadora constante de mi esposo.
Una infección respiratoria lo ha llevado a estar hospitalizado durante esta última semana y aun nos quedaran unos días.
Hospital lleno de mayores, cansados de luchar, deteriorados y seguro algunos ansiosos de muerte.
Siempre he dicho que a lo que tengo miedo es al sufrimiento por enfermedad, al dolor, al malestar.
El miedo a la vida no me produce tanta preocupación como el derivado de una enfermedad mía o de los míos.
No sabemos apreciar la salud, hasta que llegado un momento la perdemos.
Imaginamos que un simple resfriado no es nada y que se pasa en nada, en esta ocasión no ha sido así y se ha complicado un poco más.
Afortunadamente mi marido va evolucionando muy bien, pero horas y días que se hacen eternas.
Gracias a las nuevas tecnologías podemos estar conectados casi todo el día al mundo a través de la red.
Conocer a mayores, hablar con ellas, me llena de energías y me encanta hacerlo.
Seguiremos aprendiendo, sacando cosas positivas de los momentos negativos.
La vida es eso, lucha y superación.
Seguiremos....